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¿Es mejor tener vivienda propia o arrendar?

Los precios de la vivienda y los costos de los créditos hipotecarios tienen a muchos echando números para saber si es mejor comprar o vivir en arriendo.

En 1997, el estadounidense de origen japonés Robert Kiyosaki publicó el libro Padre rico, padre pobre, que en poco tiempo se convirtió en best-seller. Su principal propuesta consiste en alcanzar la “libertad financiera”, distinguiendo bien entre pasivos y activos y, para sorpresa de muchos, aseguró que la vivienda en la que una persona habita no es un activo. Su argumento es que un activo es solo lo que pone dinero en el bolsillo, por ende, todo lo que extraiga dinero o implique gasto es un pasivo. Así­ las cosas, para Kiyosaki una casa es un pasivo, pues tiene gastos periódicos en servicios, administración, mantenimiento, impuestos, hipoteca, etc. Esta idea, por supuesto, generó polémica, pues tener casa propia no es solo un tema económico, sino también sicológico, un sueño que se hace realidad, es aspiracional y aunque sea con una costosa deuda, ser propietario da seguridad y tranquilidad mental, una sensación que, literalmente, no tiene precio.

Más allá del debate, lo cierto es que la disyuntiva entre ser propietario o inquilino está hoy más viva que nunca. No solo porque hay una nueva generación de personas con capacidad para comprar casa, pero que no les interesa (milenials), sino porque los precios de las viviendas han subido mucho y quienes sí­ quieren comprar deben hacer grandes esfuerzos de ahorro para lograrlo. Es claro que en mercados desarrollados como Estados Unidos, donde las viviendas son costosas pero los créditos son baratos (tasas de 2% anual, frente a los 11,3% de Colombia) muchas personas se enfrentan a este dilema, pues el valor de los arriendos y de las cuotas hipotecarias es similar.
En Colombia, por el contrario, el valor del alquiler ha sido históricamente más barato y la gran mayorí­a (4,9 millones de hogares) vive en arriendo no por gusto, sino porque simplemente no tiene la capacidad de ahorro para completar la cuota inicial que les permita convertirse en propietarios. También es cierto que con los programas de subsidios que ha venido desarrollando el Gobierno la dificultad de la cuota inicial se ha subsanado para muchos hogares de estratos socioeconómicos bajos, que además se benefician con un alivio en la tasa de interés de sus créditos hipotecarios.

Igualmente, la clase media que aspira a comprar viviendas con un valor entre 135 y 435 salarios mí­nimos legales (entre $99,5 millones y $321 millones) pueden obtener un beneficio de 2,5 puntos porcentuales de tasa de interés, lo que implica que, en vez de pagar 11,3%, pagan 8,8%. Eso vuelve la cuota mensual muy similar o incluso inferior al arriendo.

Fecha Publicación: 13 febrero, 2018 3:17 pm

Por: Diana Jaramillo

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